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Viajar por las playas de México y que te paguen: ¡un sueño hecho realidad!

27 agosto 2018
Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy
Viajar, comer, nadar y salir de fiesta nunca fue tan atractivo.
Quizá podría parecer exagerado calificar a un trabajo como “el mejor del mundo”, pero este lo es porque por más que alguien puede amar lo que hace, ¿a quien no le gustaría que le pagaran por dejarse consentir en hoteles de lujo frente a playas paradisíacas? 

La oferta suena a fantasía pero es real; el famoso grupo hotelero Vidanta busca a alguien que quiera viajar para conocer sus complejos. 

En este trabajo tu tarea sería visitar durante un año la Riviera Maya, Los Cabos, Acapulco, Puerto Peñasco y Puerto Vallarta y Nuevo Vallarta. 

Por si las cosas aún tuvieran que mejorar, debes saber que no debes trata sólo de llegar y hospedarte, debes vivir cada una de las experiencias que el lugar en el que estés te ofrezca: comer en restaurantes escondidos, visitar lugares históricos, salir de fiesta, nadar en cenotes y un largo etcétera de actividades por demás interesantes y divertidas. 

Ahora que, si a ti lo que importa es el dinero, la oferta económica es súper atractiva pues el sueldo pagado por un año en este trabajo es de 2.2 millones de pesos aproximadamente (120 mil dólares). 

A cambio de todo esto, tendrás que crear contenidos inspiradores para que otros viajeros visiten los lugares y vivan las mismas experiencias que tú. 

Si ya te decidiste a dejar el godinato por 12 meses para entrarle a la aventura, debes enviar tu solicitud antes del 21 de octubre a las 23:50. Puedes encontrar toda la información en el sitio oficial de la convocatoria.
Fuente SDP Noticias

Seis destinos de viajes de aventura en Japón

20 agosto 2018
Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy
Japón es uno de los destinos más fascinantes del mundo. Tiene un no sé qué carismático en cada una de sus facetas que cautiva. Desde las películas de Kitano hasta la filosofía Zen que se respira en los templos centenarios, pasando por su historia trepidante o tradiciones tan coloridas como el festival de Awa Odori, la fiesta anual de danza que se celebra en la isla de Shikoku. Nada en Japón deja indiferente, y no se puede evitar pensar que toda la cultura nipona está forjada y moldeada por la sobrecogedora naturaleza y geografía de sus islas. Probablemente el mejor secreto guardado a los turistas que casi exclusivamente visitan Japón por su cultura.

Japón es un gigantesco archipiélago que se extiende desde el sur de Rusia al este de Taiwán por casi 3.000 kilómetros, la distancia que hay entre Cádiz y Estocolmo. 6.852 islas montañosas que gozan de clima templado septentrional a subtropical. Montañas, bosques, ríos caudalosos, grandes nevadas, prístinos arrecifes de coral, olas perfectas. Los tesoros naturales que alberga el país son excepcionales, con un potencial para los deportes outdoor que pocos países pueden ofrecer. Yo tengo centenares de destinos seleccionados que espero visitar algún día… Le recomiendo seis, con algunas alternativas, para que vaya a “tiro hecho” por si usted se me adelanta.


[1] Buceo en Okinawa

Justo al sur, más cerquita de Taiwán que de Tokio, la prefectura de Okinawa la forman varios pequeños archipiélagos. Goza de unos arrecifes mimados por la corriente cálida del Japón donde más de 200 especies de coral crecen y decenas de miles de especies marinas del Pacífico habitan. En sus aguas es posible tener encuentros con tiburones de arrecife, tortugas, peces de colorida librea y grandes ballenas yubartas, aunque esto solo en invierno. La isla principal cuenta con más de 50 puntos de inmersión, pero la región de Yayema, a 400 km al sur, es fantástica. Allí en la isla de Ishigaki se encuentra una colonia de grandes mantas rayas, un encuentro submarino muy especial. Más hacia el este está la isla Yanoguni que tiene el honor de poseer un punto de inmersión conocido más en los espacios televisivos sobre hechos sobrenaturales que en el submarinismo: las ruinas submarinas. Descubiertas en 1986, todavía no se sabe si son fenómenos naturales o reliquias de una antigua civilización, esta sí que es una inmersión única. Y por si le entra la morriña mientras visita Okinawa, en la isla Shimoji, más cerca de la isla principal, se encuentra el punto de buceo Antonio Gaudí, una serie de cuevas interconectadas y con focos de luz que recuerdan a los diseños del arquitecto español.


[2] Esquí en Niseko

De los mares subtropicales vamos al norte de Japón, a la altura de Vladivostok, donde la corriente de aire frío que barre Hokkaido desde el mar de Ojotsk deposita en sus montañas una nieve en polvo de calidad premium, de las mejores del mundo. En Niseko hay una montaña que no es el monte Fuji, pero se le parece como dos gotas de agua, el monte Yotei, un volcán activo con cuatro estaciones de esquí que se extienden por sus laderas. 48 kilómetros de pistas y un mundo fuera de ellas entre valles de pinos. Las cuatro estaciones están intercomunicadas, así que los grandes esquiadores pueden disfrutar de ellas con un solo pase. La primera que esquiaría yo sería Niseko Village por las pistas que se adentran en los bosques con unas vistas y unos parajes sobrecogedores, eso sí, algunas con pendientes respetables.

Una alternativa a Niseko es Hakuba, en la isla principal de Honsu, bastante más cerca de Tokio. Albergó los Juegos Olímpicos de 1998 y cuenta con picos de más de 3.000 metros, nueve estaciones y algunas pistas de más de ocho kilómetros. Aquí tampoco se puede fallar.


[3] Senderismo por la ruta sagrada Kumano Kodo Iseji

Situado al sur de Tokio, en la prefectura Kodo, hay una ruta de 170 km de peregrinaje, sagrada para los japoneses y Patrimonio de la Humanidad: la ruta Kumano Kodo Iseji. Transcurre por la sierra de los montes Kii, entre densos bosques sumidos en la niebla, pasos de montaña, caminos empedrados centenarios, ríos, cascadas y templos. La ruta une tres grandes santuarios a través de paisajes sobrecogedores. No es extraño que la espiritualidad del sintoísmo y el budismo se pueda sentir en estos parajes, incluso si usted no procesa religión alguna. Pero no se equivoque, aun siendo una ruta de peregrinación es demandante físicamente en algunos pasos de montaña como Hajikami, Miura o Magose. Un consejo, haga un pequeño desvío hacia la “espalda del elefante” cuando pase Magose-toge, allí las vistas son espectaculares.

Destinos alternativos: Kamikochi en el Parque Nacional Chubu-Sangaku, en Nagano, a 1.500 metros de altitud en las estribaciones del monte Oku-Hotaka, de 3.190 metros. El monte Aso, en el Parque Nacional Aso-Kuju en Kumamoto, parece una construcción extraterrestre, pero es una cadena de unos 15 volcanes activos, rodeados por praderas, bosques y lagos. Se puede acceder al borde de los volcanes aún activos y después de la caminata darse un baño en las termas naturales del balneario de Nagayu. Pero si lo que le ha llamado la atención es la espiritualidad, la isla de Shikoku le ofrece una ruta por 88 templos, eso sí, son 1.200 km... a lo mejor tendría que alargar su estancia para completarla.


[4] Cicloturismo Shimanami kaido

60 kilómetros que conectan Honshu con Shikoku, pasando por seis pequeñas islas con infinidad de puntos que visitar y una costa con paisajes marinos impresionantes del mar interior Seto. Shimanami Kaido se inauguró en 1999, por lo que los puentes que unen las islas son muy modernos y con pendientes relativamente suaves, ya que se pensó en el ciclismo durante su diseño, algunos superan el kilómetro de distancia. Así que la ruta está a la altura de casi todas las piernas, todas si se alquila una e-bike, y es posible realizarla en un solo día para el ciclista de nivel medio. Aunque lo suyo es que perderse por cada una de las islas y visitar sus secretos, por ejemplo, el castillo pirata de los Murakami en la isla Innoshima.

Una ruta alternativa, sobre todo si se está practicando submarinismo en las islas Yaeyama, es recorrer la isla Ishigaki, montañosa con bosques subtropicales donde viven especies autóctonas y es posible disfrutar de uno de los paisajes más bellos de Japón como es la bahía Kabira.


[5] Surfing en Izu Shirohama

Como la mayoría de los surfistas son un poco frikis había que buscar algo cerca de Tokio para compaginar sus aficiones “Manga-Tecno”, en la gran urbe, con la afición de cabalgar las olas. Izu Shirohama, en la península de Izu, solo a 10 minutos de la estación de autobuses de Shimoda, es la playa más grande de la zona y uno de los spots favoritos de la estrella “naciente” del surf Hiroto Arai, el primer japonés que se clasifica en la WCT. Aquí la rompiente se parece a algunas del "lazo de oro australiano" y el entorno con el agua azul y la arena blanca es de los más bellos. Los surfistas foráneos, sea cual sea su nivel, son bienvenidos por los surferos locales amables y siempre dispuestos a ayudar. Apunte, las mejores olas se pillan con marea de tifón. La alternativa, y más cerca de Tokio, es la bahía de Sagami, considerada la cuna del surf nipón. Toda una gran concha donde se pueden encontrar incontables rompientes y decenas de tiendas y escuelas relacionadas con este deporte. La parte buena es que suele haber muchas olas, la mala es que puede que esté un poquito masificada.


[6] Montañismo en el Parque Nacional Daitsuzan

Tratándose de un país dominado por cadenas montañosas, el montañismo es una de las actividades casi ineludibles. Y para ello nada mejor que poner rumbo al Parque Nacional de Daitsuzan, en Hokkaido, donde se pueden contemplar los picos Asahidake, Tomuraush o las cadenas montañosas de Tokachi e Ishikari, esta última la única no volcánica. Los autóctonos Ainus lo llaman “El patio de recreo de los dioses”. La altura media es de 2.000 metros, pero debido a la latitud septentrional, la montañas rivalizan con otras más altas pero meridionales. Puntos de interés son las gargantas Sounkyo y Tenninkyo con paredes de más de 100 metros de altitud formadas por columnas poligonales, y el "Mar de Árboles" de Tokachi-Mitsumata, una caldera volcánica de 10 km de circunferencia y 30.000 años de antigüedad colonizada por un bosque mixto de árboles de hoja caduca y perenne maravilloso.

Destino alternativo es la Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad Yakushima, a muchos seguro que le suena porque sus paisajes inspiraron escenas de la película de animación La Princesa Mononoke. Se encuentra a 60 km al sur de la última gran isla de Japón, Kyushu, una isla montañosa con montes como el Miyanoura-dake de 1935 metros. Está cubierta por densas selvas de cedros, que aportan una atmósfera irreal al paisaje y donde viven 20.000 macacos autóctonos. Desde sus valles a sus cimas se puede pasar de un clima subtropical a subártico. Un punto que no se puede perder es las cataratas de 80 metros de altura Oko no Taki, una de las 100 más bellas de Japón.

Fuente: El País

Bichos asesinos: “¡Hay un escorpión en mi bota!”

28 mayo 2018
Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy

Como cantaba Louis Armstrong en What A Wonderful World, el mundo es un lugar maravilloso, lleno de pajaritos y florecillas, pero también de criaturas terribles. Según las últimas estimaciones, en el planeta Tierra existen cerca de 7,77 millones de especies de animales, aunque solo 953.434 han sido descritas y catalogadas. No todas son amistosas: cerca de 3.000 personas mueren cada año en el mundo por picaduras de escorpiones, la mayoría en el África sahariana, India, Oriente Próximo, México y Sudamérica.
Los bichos más grandes y de aspecto más temible no son siempre los más peligrosos. Los escorpiones son un buen ejemplo: especies como el Scorpio africanus, el Pandinus imperator o los enormes escorpiones negros Heterometrus longimanus y Heterometrus swammerdami, que se venden en algunos mercados de Indonesia y Malasia como si fuesen cangrejos de río, pueden llegar a medir más de 30 centímetros y sus pedipalpos (pinzas) son tan abultados como las patas de un buey de mar. Tienen un aspecto feroz —aunque no tanto como su antepasado Praearcturus gigas, que vivió hace más de 300 millones de años y medía más de un metro de largo—, pero son casi inofensivos.
Pequeños, pero matones
A los que sí que hay que tener respeto es a los pequeños y discretos escorpiones del género Androctonus (Androctonus australis y Androctonus crassicauda) que viven en los desiertos del norte de África. Parecen poquita cosa, pero son los que más accidentes fatales causan. Y tienen querencia por el calzado calentito, así que si viajas por el Sáhara, mira siempre dentro de tus botas antes de ponértelas por la mañana.
Se conocen alrededor de 1.500 especies de escorpiones, aunque solo medio centenar —casi todos ellos de la familia Buthidae, y en especial los géneros Tityusy Centruroides— pueden producir picaduras de resultados fatales. A la especie americana Tityus serrulatus, muy venenosa, le gustan las casas, y es responsable de cerca de cien muertes anuales en Brasil. El escorpión rojo de la India (Hottentotta tamulus) está considerado el más peligroso: a pesar de su pequeño tamaño, tiene un potente veneno neurotóxico que afecta gravemente al sistema cardiorrespiratorio y puede producir la muerte por apnea. El más rápido es el escorpión amarillo palestino (Leiurus quinquestriatus), capaz de clavarte su aguijón a una velocidad de 1,5 metros por segundo, menos de lo que tardas en decir “arácnido cabrón”. Su picadura no es mortal para los seres humanos pero sí muy dolorosa, y puede causar la muerte en niños, ancianos o personas sensibles a su neurotoxina. En los casos más graves, el cuadro clínico producido por una picadura de escorpión es similar al de la intoxicación por estricnina, con fibrilaciones, espasmos musculares, convulsiones, coma y muerte.
Más grande que un hombre
En 2007, se halló en un yacimiento en Prum, al suroeste de Alemania, la pinza fosilizada de un escorpión acuático de más de dos metros y medio de largo (más grande que una persona) que vivió hace 390 millones de años, en el Devónico medio. La criatura, bautizada como Jaekelopterus rhenaniae, habría morado en un río o en un pantano. Su tamaño indica que los artrópodos —arañas, insectos, cangrejos y criaturas similares— fueron mucho más grandes en el pasado de lo que se pensaba hasta ahora. Al igual que las cucarachas, los escorpiones soportan altas dosis de radiactividad, y su exoesqueleto brilla por la noche si se ilumina con luz ultravioleta.
En la península Ibérica, la especie más común es el escorpión común o amarillo (Buthus occitanus), también conocido como alacrán. Su picadura no suele tener graves consecuencias, pero duele más que la de una avispa. De hábitos nocturnos, solo ataca cuando se ve amenazado, y una manera de chincharlo es levantar las piedras de terrenos áridos bajo las cuales descansa durante el día. Sale más a cuenta no ser demasiado curioso ni fisgón.
Fuente: El País

Emprende travesía desde Yucatán con una balsa hecha con material reciclable

17 mayo 2017
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Un extranjero de nacionalidad Francesa, pero que reside en Progreso decidió zarpar en una aventura probando que tal funcionaria una balsa hecha por el mismo, con botellas, maderas y cosas que encontrará en el monte.
Llevando con el solamente una bolsa de manzanas, llegó al puerto de Dzilam de Bravo en busca de cocos, que le aportan agua.
Y para mejorar su balsa con botellas o ramas que encuentre y así poder continuar su travesía.
El aventurero mencionó que este es su pasatiempo.

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